La tragedia compartida

Antes del huracán Irma, la meteoróloga Ada Monzón nos advirtió que el Puerto Rico que conocíamos hasta ese día sería muy distinto al Puerto Rico luego de aquel evento atmosférico. Todo el que la escuchó ese día posiblemente la tachó de exagerada, de jugar con la ansiedad del pueblo y de preocuparnos de manera innecesaria. Luego de Irma, en Puerto Rico no sufrimos demasiados cambios. Lo que no sabíamos era que, a once días del evento, aquel vaticinio estaba por cumplirse. No fue Irma; fue María, pero su resultado llegaría con mucha más fuerza que el pronóstico anterior.

El huracán María entró por el sureste de Puerto Rico, con una furia atómica. Hoy, el cambio del que hablaba Ada Monzón es, tristemente, constatable. El golpe ha sido devastador. Desde una ventana de aluminio en Guaynabo, pude ver cómo los árboles que ocultaban toda una comunidad fueron arrancándose de manera inmediata. La zona parece haber sufrido un incendio forestal de grandes proporciones. La urbanización Valle Escondido en Guaynabo, seguramente, le debía su nombre a lo oculto de su ubicación. Hoy es un valle al descubierto.

Ayer, miércoles, a primera luz, comenzamos a despejar nuestras entradas. En mi zona, la cantidad de árboles y postes caídos hacían imposible el tránsito vehicular. Luego de los vientos, la comunidad decidió no esperar a que las autoridades llegaran a despejar las vías. Tomaron machetes y sierras, y comenzaron a cortar árboles. Poco después del mediodía, los vecinos ya habían despejado la vía y pudimos salir, y hacer inventario de los estragos. Árboles y postes caídos, planchas de cinc y antenas de cable tv regadas por el suelo, letras de comercios de comida rápida en lugares inesperados son solo parte de una escena de desolación y desconsuelo que se extendía y hasta empeoraba con cada milla recorrida.

En nuestra travesía, pasamos por La Paloma, en Guaynabo. Allí, los vecinos estaban removiendo árboles y escombros, que obstaculizaban la entrada y la salida de sus habitantes. En esta zona, nunca recuperaron la electricidad ni el agua desde Irma. “El Flaco perdió el techo y la sala, pero el sábado arreglamos eso”, nos comentó un vecino con un optimismo envidiable.

Cerca del pueblo de Guaynabo, ya había un poco más de tráfico y policías municipales. Al seguir por la carretera 199 hacia Canta Gallo y Santa Rosa III, se veía gran cantidad de escombros en el suelo: placas solares, letreros de comida rápida, ramas, techos de terrazas… En cada comunidad, había brigadas de ciudadanos con machetes y sierras que despejaban las calles lo mejor que podían. En Guaynabo, unas letras gigantes que tal vez se pensaron inmovibles desaparecieron del nuevo conector en la carretera 199.

En el complejo de apartamentos donde vivo, casi todos los vecinos estaban en los alrededores recogiendo escombros. También hablaban y compartían historias. Comentaban de la voz de María o de su silbido. Unos encontraban paz en ese sonido mientras otros se aterrorizaron. Cada vez que contamos qué nos sucedió parecemos sobrevivientes de una guerra. Tal vez, eso mismo fue: una guerra contra la naturaleza. En apariencia, la perdimos.

Vienen días y meses difíciles. La escasez, la falta de comunicación y, por consecuencia, la falta de dirección podría arroparnos. El norte, sin embargo, es claro: hay que reconstruir al País.

Cuando lo hagamos, tenemos que tomar en cuenta que este tipo de evento atmosférico será parte de nuestras vidas de ahora en adelante, aunque en realidad, siempre lo fue y nos hemos escapado de más desastres por pura suerte. Hay que revisar los códigos de construcción, la manera en que utilizamos y obtenemos nuestros recursos, y cómo generamos energía. Debemos, además, estar vigilantes. En cada desastre, hay quienes se lucran a costa de los damnificados. Esto no puede repetirse.

Esta tragedia la hemos compartido todos. Desde los que viven en los barrios pobres hasta los que están en sectores adinerados. Las palabras de Ada Monzón se cumplieron con María: el Puerto Rico de ahora en adelante será distinto al que dejamos el martes pasado. Tenemos las herramientas de nuestro lado para la reconstrucción: nuestra propia voluntad. Hagámoslo por el bien de nosotros y de nuestros hijos. Puerto Rico se recuperará, pero necesita de nosotros para lograrlo.

Guaynabo, septiembre 22 de 2017

Reseña: Té en la avenida Mercurio

Sexo, ciencia y música

La música, la física, los vicios, el amor y la muerte, entre muchos otros temas, son los componentes del libro de cuentos Té en la avenida Mercurio, del joven autor puertorriqueño Eric Rivera. Es un volumen que contiene veintisiete relatos en más de doscientas páginas, que es bastante impresionante para un autor novel.

Té en la avenida mercurio 001Muchas de las narraciones involucran la metaficción, en la que los textos se relacionan con otras obras o con el proceso en sí de escribir. Por ejemplo, en “Conversación con mi difunto favorito”, el protagonista habla con el autor del cuento acerca de su estado incorpóreo en el más allá, a la vez que intenta convencerlo de que escriba sus nuevas composiciones desde su estado de muerto. La narración también incluye dos pasajes de libros antiguos que tienen que ver con hablar con espíritus y hasta una breve anécdota sobre las investigaciones sobre la muerte que supuestamente hizo Jorge Luis Borges. Otros ejemplos de metaficción tienen que ver con diferentes autores que intentan escribir sus obras y son antagonizados por los personajes, la trama o el bloqueo ante la página vacía.

Otra tendencia en el volumen es la utilización de conceptos científicos para crear los relatos, como sucede en “Efecto Doppler”. Este narra un encuentro erótico de asfixie y lo mezcla con la manera en que se perciben las ondas sonoras entre cuerpos en movimiento. El aspecto de la audición está muy presente en muchos de los cuentos de Rivera-Martínez, como se puede apreciar en los títulos de algunos de sus relatos, como “Rapsodia y plenilunio en Mi bemol” y “Suite en La menor”, entre varios otros, además de los que lo incluyen sin mención en el título.

El tema del erotismo quizá sería el tercer tema prevalente en los cuentos. El autor, en muchas ocasiones, juega con el lenguaje y crea palabras con aras de describir actos u órganos sexuales a modo de eufemismo. Dos de estos cuentos que sobresalen serían “Por el rojo de la perversión” y “La cigüeña”. Con Té en la avenida Mercurio Eric Rivera-Martínez muestra su capacidad para desarrollar narraciones inspirados en una gama diversa de temas, de complejidades inusuales. Será interesante leer el resultado según vaya puliendo su prosa.

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Te en la avenida Mercurio

Eric Rivera-Martínez

Edición de autor, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en mayo 21 de 2017.

Reseña: Cuadernos de poesía 19

Legado de una poeta

Cuadernos de poesía 19, de Anjelamaría Dávila Malavé recoge poemas de Animal fiero y tierno (1977) y La querencia, que se publicó en 2006, tres años luego de su muerte.  El libro está ilustrado por Martín García Rivera e incluye al menos un grabado para cada poema. Desde un punto de vista puramente estético, el libro es una obra de arte. Literariamente, también lo es.

Cuadernos de poesía 19 001Luego de una lectura, se puede percibir un contraste entre la poeta del 1977 y la publicada en el siglo XXI. La selección de Animal fiero y tierno muestra a una autora fascinada por la vida, por su belleza al igual que sus desavenencias. “Aquí”, por ejemplo, trabaja el tema de la nostalgia y las personas que se ausentan de nuestras vidas. “Será la rosa”, uno de sus poemas más conocidos, refleja, a través de la figura de la rosa, cómo la naturaleza puede ser tan resiliente y perseverante dentro de su belleza innata, aun contra un mundo que atenta contra ella en todo momento. Se puede desprender un aire de optimismo, y amor a la patria y a la vida en sí.

La Anjelamaría de La querencia, sin embargo, parece otra persona, más por su tono y fijación en la estructura de sus poemas que otra cosa. Esta poeta es combatiente y confrontativa. No deja duda de que ella no es alguien que se vaya a intimidar por el mundo o el hombre, sea blanco o sea machista, ni nadie. Parece lanzar un reto: “soy así y no pienso acomodarme a tus gustos”. Hasta los títulos demuestran un carácter fuerte, como sucede en “Déjenme sola”, que advierte que, aunque sufre, prefiere superar su dolor bajo sus propios términos: “DÉJENME QUE ME JODA / —que esto pasa—”, sentencia. Se puede palpar una lucha constante contra el machismo, el conformismo, el qué dirán y hasta el propio cuerpo. Se percibe, además, que le presta más atención a la forma y la estructura de los poemas, tanto en el plano visual como en el contenido. Dávila Malavé juega con los espacios, como sucede en “Ahora soy otra”, y la tradición del soneto en “Menstrual y temblorosa”.

Los amantes de la poesía, particularmente la puertorriqueña, hacen bien en añadir este tomo a sus bibliotecas. Se nota que fue un proyecto armado con dedicación, gusto y atención al detalle, que halagaría, merecidamente, a la poeta.

 

Cuadernos de poesía 19

Anjelamaría Dávila Malavé

Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en mayo 21 de 2017.

Reseña: Una fiesta azul y Mitos del pueblo taíno

Cultura puertorriqueña para los peques

En el catálogo del Instituto de Cultura de Puerto Rico existen dos libros infantiles que resaltan tanto por su contenido literario como por su artesanía artística. Se trata de Una fiesta azul, de Georgina Lázaro León, e ilustraciones de Jonathan A. Vega Colón, y Mitos del pueblo taíno, basado en el escrito de fray Ramón Pané, “Relación acerca de las antigüedades de los indios”. Este libro cuenta con un prólogo de Mercedes López-Baralt y bellas ilustraciones de Arlene Ruiz Isemberg.

Una fiesta azul 001En Una fiesta azul, a los delfines Serafín y Adelina los ha invitado a una gran cena en honor al nacimiento de las tortugas tinglares en la costa de Salinas. El libro, escrito en verso, narra las preparaciones que los protagonistas deben llevar a cabo para poder asistir a la mencionada fiesta.

Serafín y Adelina visitan a Ana Aleja, la almeja, para conseguir collares de perlas. También visitan a Estrada, el pez espada, para que les dé el frac o la vestimenta formal de Serafín. A Elena, la ballena, le encargaron el traje de Adelina. En el camino que los lleva a encontrarse con Elena, se pierden. Entonces, aparece Malena, una sirena, que los lleva a su destino. Mientras que la mamífera gigante confecciona el traje para Adelina, les habla a los delfines acerca de la fiesta, la comida que servirán y el hecho de que ella no está invitada, muy a su pesar. Al final, luego de terminar con todos los preparativos, solo les toca esperar quince días hasta el gran evento.

Como siempre, Georgina Lázaro cuenta una historia rimada ocurrente y divertida, con versos como “Amigos, ¿qué les pasa?/Los noto preocupados,/agobiados, pasmados,/nerviosos, demacrados” y “Lo que daría por ir…/Habrá una buena orquesta,/la de Omar Calamar;/él solo hace una fiesta”. Las ilustraciones, además, atraen la atención por su estilo y lo colorido de las escenas. La calidad del papel, ciertamente, resalta el arte de Vega Colón.

Mitos del pueblo taíno, por su parte, presenta justo lo que promete el título. El libro funciona como una minienciclopedia infantil de los taínos: hay un tema que se explica, utilizando las palabras de fray Pané, y se ilustra coloridamente, teniendo en mente el público al que se dirige. El prólogo de López-Baralt pone en contexto los temas que trabaja el libro al explicar cómo fray Pané recopiló la información de la tradición oral de los indígenas y aclarar otros puntos importantes que no se mencionan directamente en las entradas.Mitos del pueblo Taíno 001

La entrada de Atabey, por ejemplo, lee así: “A la madre de Yúcahu la llaman Atabey. A Atabey la conocen por cinco nombres. Los otros cuatro nombres de Atatabey son: Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco. Estos que escribo son los nombres que tiene en la isla Española, de las otras islas no sé cosa alguna porque no las he visitado nunca”.

Ambos libros son muy atractivos para su público. Los dos imparten conocimiento ambiental e histórico, respectivamente, de manera entretenida con visuales artísticos muy atractivos. Esperemos que este tipo de iniciativa continúe en el ICP.

Una fiesta azul

Georgina Lázaro León

Mitos del pueblo taíno

Fray Ramón Pané

ICP, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en mayo 14 de 2017.

 

Reseña: La denuncia gráfica

Caricaturas controvertidas

En 1905, el artista Julio Medina publicó en la revista La independencia una caricatura del gobernador de Puerto Rico, Beekman Winthrop. Por esta caricatura, fue condenado y encerrado en prisión un tiempo. Hoy día, podemos observar la crítica hacia el gobierno desde la perspectiva de Planeta Kike, Pepito y De la Nada, que son caricaturas, cómics y animaciones, respectivamente. Por los adelantos de la época, en lugar de publicarse en un medio impreso, se difunden por las redes sociales y disfrutan de gran popularidad. Si algo ha demostrado la historia es que las imágenes de estas mentes creativas suelen ser fuente de fastidio para los que son criticados. En La denuncia gráfica, de Marisa Rosado y Tony Mapeyé, podemos recordar o aprender, según sea el caso, de otro tomo en la historia de la caricatura de protesta en Puerto Rico.

La denuncia gráfica 001El libro documenta la historia de la dirección del Instituto de Cultura Puertorriqueño (ICP), durante los años 1979 y 1983. En esos tiempos, el gobernador Carlos Romero Barceló, involucrado en los escándalos del Cerro Maravilla y los abucheos del público en los Juegos Panamericanos, tomaba medidas para dirigir y menospreciar la cultura del País. El ICP, que por años había disfrutado de una encomienda más allá de líneas partidistas, estuvo a cargo de la Dra. Leticia del Rosario, cuya especialidad era en Física, en vez de en Humanidades. El conflicto se suscitó desde la perspectiva de lo que constituye el universalismo en el arte y la cultura: un bando abogaba por ignorar la identidad nacional, y el otro discutía que dicho universalismo sin raíces no existe. El libro de Rosado y Mapeyé documenta, a lo largo de las caricaturas publicadas de manera anónima en el periódico interno El fotutazo, los sucesos de esos cuatro años. Esta época incluyó protestas, manifestaciones, despidos y hasta la intervención de policías encubiertos.

Según los autores, el libro contiene solo una muestra de las caricaturas que se publicaron en la época. Muchas de las caricaturas publicadas en estos años, según nos cuentan, se han perdido, debido a la naturaleza clandestina del arte, tanto de su vía de publicación, como la de sus autores, que evitaban la persecución política desde el anonimato.

Es menester mencionar que La denuncia gráfica solo menciona un lado de la historia, sin deseo aparente de lograr objetividad. En las pocas ocasiones en que se muestra el punto de vista de la administración de turno, se hace para contextualizar las caricaturas a las que se refieren, como sucede con la columna editorial “Las vacas sagradas”, de la mencionada exdirectora. No obstante, el libro sí ofrece una mirada a cómo puede utilizarse el arte como vehículo de protesta. En los tiempos que se avecinan, no está de más recordar otra herramienta de denuncia y protesta.

La denuncia gráfica

Marisa Rosado y Tony Mapeyé

Editorial Luscinia C.E., 2016

Esta reseña se publicó orriginalmente en El Nuevo Día en mayo 14 de 2017.

Reseña: Martiria Lucía desborda vendavales

Intrigas y maldiciones

Una maldición generacional que se manifiesta con un inmenso lunar en los rostros de los Payares es el elemento que da pie a la trama de Martiria Lucía desborda vendavales, la primera novela de Ydalia Molina. La trama está situada en Doscaminos, un pueblo costero cerca del mar Caribe, lugar lleno de tradición católica, supersticiones y habladurías. La protagonista, Martiria, comienza su historia en prisión y cuenta retrospectivamente los sucesos de su vida y, eventualmente, cómo llegó a ser encarcelada.

Martiria Lucía 001Martiria cuenta cómo maldicen a su familia por culpa de un bisabuelo que violó a una niña de 13 años. La maldición no solo consiste en el lunar, sino que trae tragedia a quienes los Payares amen. Aun así, la familia logra dos o tres generaciones hasta el nacimiento de Martiria. Purificación, la madrina de la protagonista, y ella son las que bordan los trajes de la virgen Santa Lucía, adorada en el pueblo. Además de esto, administran una modesta bodega. El talento de la madrina y la ahijada es famoso por la belleza de su artesanía y es lo único que logra que la mayoría de los compueblanos tolere a los Payares.

Además de esta narradora en primera persona, hay otra que sigue los sucesos entre Purificación y el padre Gabriel, cura del pueblo. La interacción entre estos personajes se muestra como un aparte a la historia central, pero luego cobran más importancia.

Uno de los elementos que llaman la atención de la novela es su estructura. La trama no se cuenta de manera lineal, sino que los sucesos se presentan fuera de orden cronológico, en muchos casos. Esta técnica crea interés en develar acontecimientos a los que se aluden, pero que no se describen hasta el momento propicio, como sucede con la única palabra que emite Estanislao, un loro que es la mascota de Martiria.

La prosa de Molina se alterna entre lo conciso cuando adelanta la trama y lo adornado cuando desea describir los sentimientos de sus personajes. Contiene, además, elementos de realismo mágico mezclado con tradiciones religiosas de pueblo pequeño latinoamericano. A pesar de que la estructura de la novela es complicada, la narracción está bien contada y entretenida. No obstante, la historia sufre un poco al caer en el lugar común por la manera en que se trabaja con el personaje del esposo de la protagonista. Este se convierte en un marido borracho y abusador de la noche a la mañana. Hacía falta mostrar más cómo ocurre ese cambio de manera convincente. No obstante, Ydalia Molina ha logrado escribir una sólida primera entrega. Enhorabuena.

Martiria Lucía desborda vendavales

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Ydalia Molina

País Invisible Editores, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en mayo 7 de 2017.

Reseña: El visitante de las estrellas

Ciencia ficción juvenil

¿Qué pasa cuando un humano encuentra en la entrada de su hogar a un alienígena temido y demonizado por el resto de una sociedad futurística? A partir de ahí gira la historia de El visitante de las estrellas, de Pabsi Livmar, el nuevo Premio El Barco de Vapor de Ediciones SM.

El visitante de las estrellas 001El protagonista es Sep, un infano (humano en su niñez que aún no ha definido su género) que lidia con las consecuencias de albergar en su casa a Ariel. Este es un temido timlij (un ser de otro planeta de piel aceitosa y negra, y tres pares de tentáculos en vez de brazos o piernas). En este raro futuro, la Tierra es inhabitable debido al daño que le causaron los Homo sapiens sapiens, o sea, nosotros hoy día. También son responsables los Homo sapiensul, que son el resultado de nuestra evolución como raza. Estos viven en Kepler 438b. Las dos razas se encuentran en una guerra perpetua y cada cual demoniza a su enemigo.

Se cuestiona la sociedad en la que vive a la vez que intenta proteger a su nuevo amigo alienígena. En el transcurso de la historia, Sep tendrá que afrontar las consecuencias de pensar diferente no solo de su padre, sino de prácticamente el resto del planeta en que vive.

La trama de esta novela lleva un mensaje antirracista, que muy bien podría aplicarse a nuestra sociedad contemporánea. Los odiados timlij muy bien podrían ser el equivalente de los musulmanes para el Occidente, los latinos en los Estados Unidos o los manifestantes de las noticias que vivimos hoy día. Demonizar a quienes no piensan y actúan igual que nosotros es una práctica antigua que, a juzgar por la historia de esta novela juvenil, seguirá utilizándose a través de los tiempos. Uno de los aciertos del libro es la manera en que ilustra cómo se puede manipular la imagen de toda una raza o un grupo para instigar la violencia y perpetuar la guerra.

Tal vez los temas suenan complicados para los lectores de menor edad, pero Livmar utiliza, estratégicamente, la narración en primera persona para darles voz a estas consideraciones desde un punto de vista juvenil. Es una historia que enseña el valor de ejercer el pensamiento crítico y entender a los demás.

 

El visitante de las estrellas

Pabsy Livmar

Ediciones SM, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en abril 30 de 2017.

Reseña: Los nuevos ricos

Sueños de caviar

¿Qué es ser rico en Puerto Rico en tiempos contemporáneos? ¿Cómo viven aquellos que manejan Ferraris y Mercedes, comen langosta y caviar todos los días, y beben champán y vinos caros cuando los demás se toman una cervecita? El puertorriqueño Edgar Martínez Masdeu se ha atribuido la tarea de contestar estas preguntas de una manera literaria con Los nuevos ricos, su nuevo libro de cuentos.

Los nuevos ricos 001Todas las narraciones del volumen tienen que ver con la clase alta en la Isla, la gente bien, como se les dice en la obra, y su manera de desenvolverse en la sociedad. En estos cuentos, los ricos deben lidiar con sus pasados y sus orígenes desde la pobreza, mantener las apariencias ante sus pares y encubrir sus pecados ante sus familiares, cónyuges y claque social. Estos personajes son, en su mayoría, insoportables y detestables en su manera de proceder por la vida. No soportan la pobreza, aunque desde allí lucharon sus padres por sacarlos y ven el mundo como su área de juegos personal. La avaricia y la falta de empatía son la orden del día para estos seres, que prefieren mentir descaradamente antes de admitir que sus padres los criaron en un residencial o una parcela.

Como podría ser evidente, los relatos son una crítica a la sociedad que presta tanto valor a lo material, el dinero y la avaricia, al punto que los personajes casi nunca demuestran otras cualidades. Con tal vez una que otra excepción, estas historias son más anécdotas que cuentos, ya que carecen de conflictos. Hay muy pocos momentos en que los personajes experimenten algún tipo de dilema moral o circunstancia por sus acciones, lo cual resta tensión dramática a las situaciones que se cuentan. Aunque son personajes extraídos de la imaginación del autor, se puede observar un ojo al detalle en los historiales de estas creaciones literarias, que resonarán en las memorias de los lectores. Tal vez estos nuevos ricos son ficticios, pero nos serán muy familiares a la vez.

Los nuevos ricos

Edgardo Martínez Masdeu

Los Libros de la Iguana, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en abril 23 de 2017.

Reseña: Contrastes

Contraste de ficciones

Contrastes es un libro de cuentos del colectivo literario En los bordes. Su título describe muy bien la marcada variedad de estilos y temas de los autores que participan en este proyecto.

Contrastes 001La antología recoge los cuentos de Fannie Ramos Vélez, Raquel Brailowsky Cabrera, Brenda Gallardo Roldán, Emma Olmedo Amaro, Agustín Báez Santiago, Brunilda Sanabria García, Kevin José Sánchez, Félix Cruz Jusino, Zaida Vega González, Edith López López y Luis Enrique Vázquez. En su mayoría, los cuentos son microficciones que se valen más de las ironías y los finales sorpresivos, aunque sí hay uno que otro de extensión más larga para así contar una historia más tradicional.

Como es de esperarse en este tipo de antología, los cuentos tienden a apelar a distintos gustos. El tema de la infidelidad toma gran prominencia, al igual que las historias amorosas. El volumen, además, incluye cuentos de ciencia ficción, fantásticos, de aparecidos y recuentos de historias y personajes bíblicos. No obstante, hay varios, cuya escasez de conflicto los convierte más bien en anécdotas que cuentos, lo que afecta el elemento de tensión dramática en algunas de las obras.

Sobresalen los cuentos de Fannie Ramos Vélez, que logra impartir cierta intensidad a su ficción dentro de situaciones cotidianas. También, se destacan los de Luis Enrique Vázquez, que juegan, de manera ingeniosa y entretenida, con tradiciones como la Noche de Brujas, los vampiros y el vudú. “La colección”, de Agustín Báez Santiago, subvierte, agradablemente, los cuentos clásicos de dragones, caballeros y princesas, mientras que la colaboración de Brunilda Sanabria García utiliza la ironía, la justicia poética y el valor del vocabulario en sus microficciones de manera provechosa. Para mi sorpresa, esta última autora fue mi maestra de Español en CROEM (el Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez). Por tanto, carga parte de la culpa de mi apreciación de esta antología.

 

Contrastes

Colectivo literario En los Bordes

En los bordes editores, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en abril 9 de 2017.

Reseña: Tijera Kid

¿Héroe de las tijeras?

A juzgar por su título, Tijera Kid, la nueva novela del boricua Juan Antonio Ramos, da la impresión de que se trata de la historia de un boxeador puertorriqueño. El autor juega un poco con esa noción, pero la realidad es que trata de un joven peluquero que trata de sobrevivir su realidad cotidiana.

Tijera Kid 001El protagonista es Lemuel, un chico guapo, que conquista mujeres con facilidad, pero que anda siempre en búsqueda de dinero y, en cierta manera, también busca su norte en la vida. Con capítulos cortos, Ramos nos muestra la vida de Lemuel de a poco, a veces, fuera de orden cronológico. Por ejemplo, al principio Lemuel se enfrasca a los puños con un hombre celoso, pero en el capítulo que le sigue, lo encontramos en la cama con una amante casada, que es clienta de la peluquería donde trabaja el protagonista, un periodo antes de la mencionada pelea. Cada capítulo presenta un pequeño o gran conflicto para el protagonista: a veces será decidir si le habla a una chica en el gimnasio, otras, si ayuda a su mejor amigo en un negocio del bajo mundo. En el transcurso, los lectores vivirán las aventuras, las frustraciones, los peligros y los logros de Lemuel.

Juan Antonio Ramos construye personajes complejos, cuyas acciones sorprenden. Lemuel, en particular, a veces toma malas decisiones para alimentar la frustración de los lectores, que comenzarán a sentir empatía por el personaje. A veces, estas acciones no repercuten en la vida de Lemuel, pero otras tienen consecuencias devastadoras. Esta manera de trabajar la trama le presta un aire de autenticidad a la obra y da la impresión de que todo lo que le ocurre a Lemuel es producto del azar, así como en la vida real.

Con Tijera Kid, Juan Antonio Ramos nos brinda una historia cotidiana que muestra a sus personajes con honestidad. A veces se comportan como verdaderos héroes, dispuestos a enfrentar cualquier injusticia, y en otras ocasiones se comportan como el peor de los villanos. Es una historia que cautiva por su sinceridad y sus sucesos inesperados.

 

Tijera Kid

Juan Antonio Ramos

Ediciones SM, 2016

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en abril 3 de 2017.

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